Tener que recoger tu cuarto, no salir con ese chico que te vuelve loca y olvidarte de la noche de antro con tus amigas, puedes sonarte la peor tortura del mundo. Pero si lo único que cruza por tu cabeza es salir corriendo a hacer tu vida lejos de tu familia, ¡alerta! Irte de casa implica mucho mas que tener libertad.
Aunque no estés de acuerdo con tus padres que la mayoría de las cosas, ellos se preocupan de que estés bien y tratan de hacer lo mejor. Piensa que para ellos es difícil hacerse a la idea de que estas creciendo y de que poco a poco vas adquiriendo una personalidad definida, mientras que cuando eras un bebé ellos decidieron que ropa debías usar, los alimentos que comías y el color de las paredes de tu habitación. La buena noticia es que para solucionarlo no tienes que dejar de verlos, pues lo único que necesitas es hacer acuerdos entre ambas partes, ¿te animas?
Aprende a convivir
Independientemente la edad que tengas, las peleas familiares disminuirán en cuanto tanto tú como tus papis empiecen a comunicarse. Para lograrlo, sólo necesitas poner en practica las siguientes consejos:
Hablar con ellos: si les cuentas lo que pasa en tu vida, ellos se sentirán mas tranquilos y no tendrán de que preocuparse por preguntarte cada cinco minutos que es lo que estas haciendo.
Ponte en su lugar: cuando tengan una discusión escucha cuál es su punto de vista, así entenderás la raíz del problema y podrás explicar lo que tú crees.
Para que te traten como adulto, compórtate como tal: aunque choques mucho con ellos, trata de expresar educadamente tus opiniones, te ganarás su respeto y confianza.
Aprende a negociar: si quieres llegar una hora mas tarde de lo acostumbrado haz un trato con tus padres; por ejemplo, limpia tu cuarto, saca al perro, etc., de manera que todos salgan ganando.
Cumple lo que prometes: si quedaste de hacer algo con ellos, ¡hazlo! Demuéstrales que pueden confiar en ti.
Explícales lo que te molesta: quedarte callada para evitar peleas no es la solución mejor habla con ellos cuando te sientes presionada o agredida, pero siempre con tranquilidad.
Busca el momento adecuado: trata de acércate a tus padres cuando no estén demasiado ocupados para que puedan concentrarse en la conversación y te presten toda su atención.
Avísales con tiempo: si quieres pedirle cualquier tipo de permiso, avísales con anticipación para que se vayan haciendo a la idea.
Escribeles: si eres una chica demasiada explosiva o te cuesta mucho decir lo que piensas, diles lo que sientes a través de una carta. Será más sencillo hablar con ellos después.
No tires la toalla: si las cosas no salen como quieres no te hundas en el drama, cada vez que te acerques a ellos la situación será menos complicada.
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